DESPERTAR AL AMOR

con un curso de milagros

EL PROCESO DE SEPARACION (1/4): la primera división

EL PROCESO DE SEPARACION


Una de las grandes cuestiones que todo estudiante del Curso se plantea en algún momento, es cómo es posible que pudiera aparecer la separación y cómo la imperfección pudo llegar a la existencia. 

El Curso en sí, no realiza especulación alguna acerca del tema, sobre cuál fue el origen o porque aconteció dicha situación, aunque efectivamente describe el asunto: “pareció como si lo imposible hubiese ocurrido” y provee al respecto una aplicación práctica:

“Sin embargo no tiene objeto dar una respuesta en función del pasado porque el pasado no importa, y la historia no existiría si los mismos errores no siguiesen repitiéndose en el presente.” (T-4.II.1:3)

No entraré yo tampoco, al tratar este tema, en la dinámica de realizar preguntas que carecen de respuesta, ni ofrecer respuesta a aquello que no la tiene, pues ese es el trabajo del ego. Conocer cómo o porqué se originó la separación, no es nuestra función, pues la búsqueda del error no puede otorgarle realidad, ni ninguna definición que se haya hecho de una mentira puede hacer que ésta sea verdad, y como el curso dice:

“El ego exigirá muchas respuestas que este curso no provee. EI curso no reconoce como preguntas aquellas que sólo tienen la apariencia de preguntas, pero que son imposibles de contestar. El ego puede preguntar: "¿Cómo sucedió lo imposible?", ¿A qué le ocurrió lo imposible?", y lo puede preguntar de muchas maneras. Mas no hay una respuesta para ello; sólo una experiencia. Busca sólo ésta y no permitas que la teología te retrase.” (CT-Int.4:1-5)

Sin embargo, este proceso de separación es de capital importancia para entender como la Mente Única, la Mente de Dios, que no contiene más que pensamiento unificado, pudo ir más allá de su Fuente, y evolucionar mediante una serie de divisiones y fragmentaciones que ocurren dentro de la mente separada, hasta la creación del mundo y del sistema de pensamiento del ego.



LA PRIMERA DIVISION

En la perfecta unidad de la Mente de Dios se introdujo de repente, un pensamiento de locura en el que el Hijo de Dios se creyó diferente de su Padre, con un yo y una voluntad independientes. 

“Una diminuta y alocada idea, de la que el Hijo de Dios olvidó de reírse, se adentró en la eternidad, donde todo es uno.” (T-27.VIII.6:2)

Ese pensamiento de separación pudo responder a cualquiera de las siguientes preguntas: ¿Esto es todo lo que hay?, ¡Quiero ser algo más allá de la Unidad! ¡Quiero ser independiente y libre! ¡Quiero tener mi propia Voluntad! ¿Soy capaz de crear la realidad por mi cuenta? 

Es fundamental en este momento, comprender que pese a todo cuanto podamos creer, el pensamiento de habernos separado de Dios, no es sino un pensamiento ilusorio con apariencia de realidad, de algo que nunca llegó a ocurrir. 

“En el instante en que la idea de la separación se intro­dujo en la mente del Hijo de Dios, en ese mismo instante Dios dio Su Respuesta. En el tiempo esto ocurrió hace mucho. En la reali­dad, nunca ocurrió.”
(M-2.2:6-8)

Esta idea de separación se convierte en algo real, algo serio, algo como esto:

“Esto es lo que es el anti-Cristo: la extraña idea de que hay un poder más allá de la omnipotencia, un lugar más allá del infinito y un tiempo que transciende lo eterno. Ahí el mundo de los ídolos ha sido establecido por la idea de que ese poder, lugar y tiempo tienen forma, y de que configuran el mundo en el que lo imposible ha ocurrido. Ahí lo inmortal viene a morir, lo que todo lo abarca a sufrir pérdidas y lo eterno a convertirse en esclavo del tiempo. Ahí lo inmutable cambia, y la paz de Dios, que Él otorgó para siempre a toda cosa viviente, da paso al caos. Y el Hijo de Dios, tan perfecto, impeca­ble y amoroso como su Padre, viene a odiar por un tiempo, a padecer y finalmente a morir.” (T-29.VIII.6:2-6)

Si Dios tiene un solo Hijo, podemos afirmar que solo hubo un único pensamiento de separación original, pues la fragmentación del Hijo de Dios en diferentes egos todavía no había sucedido.

Esa “alocada idea” pareció ocurrir y fue “como si lo imposible pudiese haber ocurrido”: La Mente de Dios se separa en dos, dejando a la Filiación divida en dos partes aparentes, por un lado la Mente de Cristo, unida todavía a la Mente de Dios; y la mente separada del Hijo de Dios, ahora separada de su Fuente.

“En este mundo, puesto que la mente está dividida, los Hijos de Dios parecen estar separados. Sus mentes, asimismo, no parecen estar unidas. En ese estado ilusorio, el concepto de una "mente individual" parece tener sentido.” (CT-1.2:1-3)

Es importante destacar que al separarse, la mente que se divide, se olvida de su origen, de aquello de lo que se separó y sólo recuerda aquello en lo que se convierte al separarse y por eso sólo recordamos nuestra identidad como yos separados. Este es el objetivo del Curso, que a través del Espíritu Santo pretende descorrer ese velo del olvido, para recordar quienes somos a los que lo olvidamos y a olvidar lo que recordamos como identidad del ego a los que así lo creemos.

Por ello no podemos sino recalcar de nuevo, que esta primera división no ocurrió en verdad, pues Dios puso los medios para evitarla.

Lo que tú recuerdas nunca sucedió, pues procedió de una ausencia de causa, que tú pensaste que era una causa. Cuando te des cuenta de que has estado recordando consecuencias que care­cen de causa y de que, por lo tanto, jamás pudieron haber tenido efectos, no podrás por menos que reírte (T-28.I.9:1-3)

Sin embargo en nuestra consciencia, desde el punto de vista de la mente engañada del ego, se le otorgó realidad y parece como si ese instante de separación se revive una y otra vez, como si estuviese ocurriendo ahora

“Lo que ocu­rrió hace mucho parece estar ocurriendo ahora. Las decisiones que se tomaron en aquel entonces parecen como si aún estuvie­sen pendientes; como si aún hubiera que tomarlas. Lo que hace mucho que se aprendió, se entendió y se dejó de lado, se consi­dera ahora un pensamiento nuevo, una idea reciente, un enfoque diferente. Puesto que tu voluntad es libre, puedes aceptar lo que ha ocurrido en cualquier momento que así lo decidas, y sólo en­tonces te darás cuenta de que siempre había estado ahí.” (M-2.3:2-5)

En resumen, en esta primera división, parece como si la Mente unificada de Dios, se divide en dos: Mente y mente, cada una de ellas con una realidad coexistente. A partir de allí, esta mente separada comienza una nueva serie de divisiones para asegurar su existencia y olvidar su verdadero origen; pero esta lo explicaremos en entradas posteriores.

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